domingo, 31 de marzo de 2013

Miami. Una final con mucho suspense y poco tenis.

La final masculina de Miami enfrentaba a dos grandes tenistas en un gran estado de forma, mientras que el español llegaba con 25 victorias en lo que va del año (más que nadie), Murray ha ganado con éste un nuevo título para su cada vez más amplio palmarés. Sin embargo, si hay que recomendar una final; servidor aconseja ver la de ayer entre Maria Sharapova y Serena Williams: se vio mucho más tenis.

El partido daba comienzo con Murray al resto apretando en los segundos saques de David, el de Jávea empezó haciendo un juego muy directo que nada beneficiaba a su estilo. Ferrer venía haciendo unos inicios de partido nefastos y el escocés trataba de aprovecharlo, no obstante, tras salvar dos bolas de break, David amarró su servicio.

Buscando los puntos largos, nuestro tenista consiguió que Andy sufriera altibajos en su juego y así, ante la primera bola de break de la que dispuso, le rompió el saque a Murray. No dejó de buscar las líneas para ganar su siguiente servicio y volverle a romper el saque en el cuarto juego. Muy peleón, David se puso 5-0 mientras el británico gastaba su tercer ojo de halcón (todos de forma equivocada) a los 20 minutos de partido desquiciado.

El error del español fue dejar que resucitara el adversario. En lugar de cerrar con un rosco lo hizo con un 6-2 y Murray empezó a sentirse mejor.


Si algo caracteriza a Andy es jugar mejor cuando está por detrás en el marcador y relajarse cuando está por encima. Con esto volvió a tener contra las cuerdas a David al inicio del segundo set, a pesar de ello el español salvó una bola de break en contra tras un punto larguísimo y logró el primer juego. Murray parecía enchufarse. Este cambio exigía al de Jávea darlo todo en todas las pelotas para ganar cada punto. Sin problemas con su saque, el escocés sí convirtió su siguiente bola de break cuando volvió a sacar el español para ponerse primero 1-2 y luego 1-3 consolidando la ventaja. Andy ya no se iba tan atrás y a David, que no había necesitado previamente dar el máximo para ir ganando, le costaba contrarestar las ofensivas rivales.

Ferrer se reencontró con su chipa y con el 2-4, tras salvar el escocés dos bolas de break, comenzó a parecer una final el partido, llegaron los pulsos entre los dos y los golpeos de poder a poder. En su siguiente saque David envió a la lína una bola detrás de otra, los destellos de calidad se sucedieron por parte de ambos y se vieron los mejores puntos del partido. La magia y la pelea le permitieron salvar dos bolas de break en contra al español y acto seguido ganar su servicio y romperle el saque a Murray para empatar a 4.

Los intercambios desde el fondo de la pista eran durísimos y ambos usaban todo su repertorio de golpes. Ferru se aceleró cuando no debía y Andy lo aprovechó para hacerse con un 4-6 en la segunda manga. Parecía que el español había dejado de créerselo.


El set definitivo parecía guionizado por un director de suspense. Como si ninguno quisiera ganar se rompieron uno a otro el saque hasta el 3-3, ¡seis roturas consecutivas! Fue David en el 4-3 el primero en ganar con su saque. Hasta ese momento: dobles faltas, demasiado conservadurismo, puntos interminables, duelo de bajones... ninguno supo leer el partido ni ver el estado del otro para aprovecharse y dar un golpe sobre la pista. No jugaron como sabían, trataban de cambiar su estilo en lugar de apostar por lo que les había hecho llegar hasta la final.

Con Murray ejecutando la vieja táctica de Nole (primero le dolía la espalda, luego el tobillo, luego decía marearse...) despistó al español para ganar su siguiente servicio y romperle el saque y ponerse 4-5 y sacar así para hacerse con el set definitivo.

Pero como la final estaba siendo muy extraña, el final aun no se iba a decidir. David, que podía ser el primer español en ganar en Miami, quería impedir que Andy superara a Roger mañana en la ATP (será número dos) y puso el 5-5 tras gozar de dos bolas de break. A continuación ganó su saque y restó con 6-5 para partido. David desperdició una bola de partido y finalmente fueron al Tie Break.

La actitud de Ferrer fue lo que le llevó a tener el torneo al alcance de la mano, ya que su derecha no funcionó. La muerte súbita tuvo su momento clave nada más empezar, sacando el alicantino tuvo un punto fácil y la mala suerte quiso que se quedara en la red su golpe.

El ábitro del partido tuvo una participación bastante infame en un partido agónico.

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