Como ya vaticinamos en octavos, Ferrer y Nadal jugarán la gran final de París sobre tierra batida. El de Manacor ha logrado un nuevo récord de victorias en Roland Garros (tan solo ha perdido un partido en su carrera aquí: contra Soderling en 2009) y va camino de levantar su octavo trofeo. Por su parte el alicantino alcanza su primera final -por raro que parezca- de Grand Slam.
Rafa empezó ganando el primer set y se colocó por encima pronto en la segunda manga. No obstante, el serbio logró el contrabreak para que las tablas volvieran al marcador y acto seguido fue él el que le rompió el servicio al español tras conservar su saque. Así, Novak, empató a uno el partido.
Nole se marchó al vestuario con su técnico y tardó un set en volver a la pista, pues la tercera manga la perdió 6-1. Parecía estar totalmente fuera del partido, pero no fue así, en el cuarto set empezó una auténtica lucha de titanes al saque y al resto. El balear, tras remar mucho, tuvo a dos puntos la bola de partido, pero Djokovic forzó el tie-break. Aquí no hubo color, Rafa parecía el de octavos de final y el serbio empató de nuevo (esta vez a dos) el partido.
Muy mal empezaba el set definitivo con Nadal perdiendo 2-0. Con cualquier otro jugador las apuestas a su favor habrían caído. La única vez que ambos tenistas habían acabado en el quinto set, en Australia, la suerte había acabado del lado de Novak y éste parecía recordarlo bien. Aún así el sobrino de Toni no se rendía, sin poder atacar se limitó a defenderse con uñas y dientes hasta tener una pequeña oportunidad. ¡Y la aprovechó! La bestia una vez más resurgió. Puso remedio a la desventaja y consiguió el 4 iguales a base de constancia, fortaleza mental y trabajo. Por su parte Nole tocó la red en uno de los puntos, en un fallo de infantiles, y perdía la paciencia y la concentración por momentos. El duelo de leyendas vivas estaba servido y todos los puntos se disputaban con unos peloteos de calidad máxima. El número 1 demostraba por qué es el mejor del mundo actualmente con unos derechazos y unos recursos técnicos espectaculares y el español replicaba con unas actuaciones magistrales propias de un partido de maestros. Rafa supo sufrir y supo volver a sacar su mejor tenis subiendo el nivel aún más para vencer a su duro rival en un encuentro mítico que los espectadores de la Philippe Chatrier no olvidarán.
No tuvo tanta historia el partido de David. El héroe local no estuvo a la altura de la semifinal y menos del todoterreno Ferrer. El primer set y el último fueron coser y cantar para el de Jávea. Tan solo el francés le plantó cara en la segunda manga, donde pudimos ver un tenis de altos quilates tanto de Tsonga como del alicantino. El tratamiento de este encuentro fue sensiblemente peor que el de la primera semifinal, algo que denunciamos desde este blog. Del mismo modo narrador y comentarista han hecho una cobertura infame de todo el Roland Garros en Energy y Cuatro, la ausencia de Tomás Carbonell (un clásico, como lo era hace más años Corretja, de los micrófonos de TVE) en la cabina de retransmisión se ha notado demasiado.
Suerte el domingo y que gane el mejor.
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