Nadal llegó tarde al partido. El balear conectó por fin con su juego en sus últimos restos del encuentro y para entonces ya no tenía tiempo de reacción. Nole permaneció impasible ante los grandes puntos que realizó el español y cerró el encuentro como un grande.
Rafa no fue el de siempre, su derecha estuvo desaparecida en la hora y media larga que duró el partido. Así, se fue desesperando y descolocando. Novak, por su parte, no hizo gala de un juego espectacular: leyó muy inteligentemente el encuentro y se limitó a ponerse en "modo Nadal": hacía bien lo que tenía que hacer y esperaba el error de un rival que hoy estaba poco reconocible.
El de Manacor no tuvo su paciencia habitual y llegó a intentar cosas inusuales en él, lo que se transformó en una cantidad de errores no forzados impropios en Rafa. El serbio solo cedía puntos cuando tenía margen de error y el manacorí tan solo mostraba su garra cuando tenía situaciones peliagudas, después se volvía a relajar. Mientras Djokovic sacaba sin problemas, para Nadal era una odisea conservar casi todos sus servicios, estaba muy incómodo en la pista. Pese a sus victorias sobre sus rivales en todo tipo de pistas, se nota lo que le perjudica la del O2 Arena a su estilo.
El de Belgrado obtuvo su vendetta después del US Open -no había perdido desde entonces- y dejó a Nadal de nuevo con su eterna asignatura pendiente. No obstante la temporada del balear ha sido magnífica y tiene para estar contento.
La Copa Masters no cambia de dueño, con un 6-3, 6-4, el número 2 de la ATP revalida el título y le aprieta al número 1 de cara a la próxima temporada.
Por su parte Verdasco y Marrero ganaron contra todo pronóstico la Copa Masters en dobles, tomando el relevo de Granollers y López: los maestros del año pasado.
Por su parte Verdasco y Marrero ganaron contra todo pronóstico la Copa Masters en dobles, tomando el relevo de Granollers y López: los maestros del año pasado.
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